12 noviembre 2014

Ética e investigación académica

Guasdualito, Apure, Venezuela

Sin lugar a dudas que en un mundo, donde el control de las ciencias y la tecnología define directamente las relaciones de dominación entre los países, la participación activa de la universidad, centro y fundamental expresión del pensamiento complejo en nuestro mundo, es imprescindible en la lucha por lograr el tan anhelado equilibrio de poder entre las naciones, de manera que sus relaciones se establecieran en función de los principios de respeto, solidaridad y justicia y no de explotación y dominación de unas culturas por otras.
Ante esta realidad mundial actual, es imposible imaginar que podamos imponer un reto ético contrario al señalado, en el que convoquemos a la formación de un hombre más humano, más racional, más comunicativo, más afectivo, más respetuoso de la realidad sin la colaboración decisiva y la alianza, en ese combate, con el pensamiento avanzado del primer mundo. Y es de eso de lo que se trata cuando coincidimos en el llamado por la construcción de una nueva ética, donde la participación universitaria es fundamental dada sus inmensas facilidades al respecto, por una parte, y por ser centro por excelencia de la creación intelectual en todas sus formas, por la otra. Éste sería el primer gran reto ético de las universidades de los países llamados eufemísticamente “en desarrollo”, entre ellos Venezuela.

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